viernes, 8 de octubre de 2010

Hasta aquí podíamos llegar:









Nos encontramos ya, en las últimas páginas.. Al parecer no nos hemos referido mucho a la utopía, quizás eso esperabas, que te recordara desde el prólogo que los jóvenes deben ser utopistas y etc... Mejor no, sería como mentirle a tus oídos con elogios de la juventud, que es generosa, idealista, detesta los uniformes y la violencia. Tampoco te daré la lata criticando que lo jóvenes de ahora, que no son como los de mi época, que han perdido el afán de cambiar el mundo y sólo piensan en ganar dinero. Como diría un buen amigo... "hay de todo en la viña del Señor"...

La "generosidad" de la juventud, nace de quien aún no tiene responsabilidades y está acostumbrado a que otros velen por él... la "pataleta" de los que han sido mimados es porque quieren que los mayores les den su espacio, lo antes posible y obviamente, también hay jóvenes que de su esfuerzo y coraje sostienen a toda la familia. En mi opinión, todos tenemos una primera obligación, sin excepción alguna aprender. La persona que no sabe puede tener arrebatos pero nunca acertará, pues no sabrá de qué está hablando, entonces... la utopia: Es la primera recomendación de los que no saben qué decir y quiere quedar bien.  Te daré un ejemplo: Las cosas que queremos deben estar bien mezcladas, porque si se te va la mano en uno de los ingredientes, por lo delicioso que parezca, puede ser indigerible. Suele llamársele "utopía" a un orden político, en el que predomina al máximo uno de nuestros ideales, estos pueden ser justicia: igualdad, libertad, etc... Recuerda que para unos es un sueño, para otros, puede convertirse en pesadilla. Así que espero que no te dé por las utopías, me gustaría mucho que tuvieras ideales políticos para que se te abriera la cabeza, las utopías te la cierran. Los ideales políticos nunca intentan mejorar la condición humana si no la sociedad humana: no lo que los hombres son sino las instituciones de la comunidad en que viven.  

Buena parte de este libro está dedicada a contarte cosas del pasado (pasado tan remoto que me lo he tenido que inventa para poder hablarte de él), pero el futuro... de eso no te hablo porque no lo conozco, mi labor nunca pretendió ser enseñarte a donde vamos, si no recordarte de dónde venimos y porqué hemos llegado hasta aquí, lo demás habrá que irlo inventando, como sucedió en cada época: aunque mucho está profetizado, nada está escrito. Te doy un consejo: No siembres hoy lo que no quieras cosechar mañana, por lo demás, lo mejor es conocer el pasado, ocuparse mucho del presente y poco del futuro. He sido bastante franco con todo esto, sólo para decirte que también te ha llegado a ti, por fin la hora de mover las piezas. 


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